Prácticamente casi todos los brasileños conocen alguna historia de un jaguar
que se acercó a una casa en algún barrio de nuestras ciudades. La deforestación,
principalmente de la Mata Atlántica, junto con el avance de la urbanización y la
explotación económica del territorio, termina por llevar a los animales a la ciudad, en
busca de alimento o refugio. Este es el enfoque del proyecto “Que bicho mora aqui?
Os mamíferos de médio e grande porte dos fragmentos urbanos de Londrina “
(¿Qué animal vive aquí? Los mamíferos de tamaño mediano y grande de áreas
urbanas de Londrina), coordinado por la profesora Ana Paula Vidotto Magnoni, del
Departamento de Biología Animal y Vegetal.

La iniciativa comenzó vinculada a actividades de investigación y extensión al
mismo tiempo, y más tarde fueron separadas debido a cuestiones relacionadas con
la concesión de becas. El proyecto cuenta con la participación de estudiantes de
grado y posgrado, que estudian esos mamíferos urbanos, y también llevan esos
conocimientos a escuelas y parques de la ciudad.

Se sabe que existen alrededor de 200 especies de mamíferos en el estado
de Paraná, los cuales necesitan sobrevivir en pequeñas áreas verdes entre
plantaciones y ciudades.

Estas áreas ni siquiera están conectadas entre sí, observa la profesora Ana
Paula, y a veces es mejor que no estén. La falta de caminos ecológicos y pasajes
seguros para los animales resulta en un gran número de muertes, causadas
principalmente por atropellos. Aun así, la profesora explica que en Londrina se
encuentra la mayor área verde de todo el norte y noroeste de Paraná.

La coordinadora del proyecto recuerda el caso de un jaguar que apareció en
el campus de la Universidade Estadual de Londrina (UEL), que cuenta con una de
las pocas áreas verdes en el norte del estado: un espacio verde de 20 hectáreas. Nada comparable, por ejemplo, con la Mata dos Godoy, área verde en Londrina,
(pequeña, según la profesora: 690 ha) o el Parque Nacional de Foz do Iguaçu
(185.000 ha), que poseen las condiciones necesarias para que los grandes
mamíferos puedan habitar. La mayor área en la región de Londrina es, de acuerdo
con Ana Paula, la reserva del Apucaraninha (5.500 ha). También existe la Reserva
Particular do Patrimônio Natural Mata do Barão (1.100 ha). En el caso de la UEL, la
profesora celebra por haber obtenido pelos del sagaz felino para análisis.

Ana Paula cuenta que un margay, también conocido como maracayá,
(especie salvaje similar al ocelote) ya ha sido avistado en Londrina, en una zona
altamente urbanizada: en la Avenida Ayrton Senna. Si en el Parque Arthur Thomas
los cuatíes llaman la atención, en el Jardim Botânico de Londrina, al menos una
oncilla (una especie de gato salvaje) y un hormiguero enano o tamanduaí residen
por la zona. En el Ribeirão Esperança, cerca de la Fazenda Escola de la UEL, hay
capibaras. También hay agutíes y armadillos por el área. Sin embargo, según la
profesora, la presencia del tapir merece la atención. Ana Paula explica que el tapir
es una especie de termómetro, es decir, su aparición indica la existencia de muchas
otras especies animales, dadas las condiciones necesarias para que habite en un
área.

No todas las especies, sin embargo, son bienvenidas. El proyecto ya ha
registrado la presencia de la rata de río, una especie natural de Rio Grande do Sul y
Argentina. Es un animal que puede llegar a pesar más de 10 kg y representa una
especie invasora, ya que compite con las especies locales.

En la Central de Aulas de la UEL, se encontró a un zorro perruno “paseando”.
Él ha sido una de las 15 especies de mamíferos de tamaño mediano y grande (es
decir, con más de 10 kg) avistadas en el campus universitario. El más conocido es
el mono capuchino hay más de 40 animales y les encanta ir al Restaurante
Universitario para ver si consiguen comida. Ana Paula cuenta que, durante la
pandemia, el proyecto no se detuvo, con reuniones en línea y publicaciones en
redes sociales. Al regresar gradualmente al trabajo presencial, la Universidad optó
por proporcionar comida en envases desechables (viandas) a los empleados. Los sobrantes terminaban en la basura, y los monos no desaprovechaban la
oportunidad.

Conocer para respetar

“Conocer para respetar” es uno de los principios que guían el proyecto y tiene
como objetivo llegar a toda la población, especialmente a los niños. Conocer
también es importante para no confundir ballenas varadas con ataques de tiburones
(como ocurrió en enero de este año en el litoral de Rio de Janeiro) o un gato bengalí
con un jaguar (esto sucedió en la ciudad de Belo Horizonte, también en el mes
enero). La sensibilización es uno de los principales objetivos del proyecto, destaca
la coordinadora.

El curso de Veterinaria de la UEL colabora realizando un registro de
atropellos de animales, que desafortunadamente ocurren a diario. Para la profesora
Ana, esto es otro indicio de la necesidad de caminos y pasajes seguros para que
los animales puedan moverse libremente.

El proyecto ya ha comenzado a difundir conocimiento a través de las redes
sociales (como @leca_uel), en publicaciones y eventos científicos. Además, ex
participantes del proyecto han profundizado sus estudios en Programas de
Posgrado en otros estados brasileños como Rio de Janeiro y Bahia.

Otra idea de la coordinadora es crear el “Calçada da Fauna” (Paseo de la
Fauna), que podría integrar las atracciones de los parques naturales, por ejemplo.
La propuesta es que los visitantes puedan ver cómo es la huella de los animales,
además de tener contacto con imágenes y otras informaciones. Las rutas de
senderismo también hacen parte del objetivo del proyecto, ya que muchos animales
pueden ser avistados durante un paseo por los bosques.

Versão em espanhol: Bruno Miguel Cardoso Pinheiro. Revisão: Jacicarla Souza da Silva, do Programa Paraná Fala Espanhol.

Matéria originalmente publicada em português na edição nº1417 do Jornal Notícia: Paca, tatu, cotia sim.