La implementación de una estrategia para dar un destino ambientalmente seguro a los residuos hospitalarios también depende de una característica humana fundamental en la rutina de una institución pública que brinda atención de alta
complejidad: la sensibilidad de los profesionales que están dispuestos a modificar
sus acciones y prácticas para alcanzar el objetivo de un manejo adecuado y seguro
de los desechos.

En el caso del Hospital Universitario de Londrina, un proyecto está dando como
resultado la producción de bolsas, hechas por personas privadas de libertad, para
pacientes del Centro Quirúrgico. Al promover la acción de sostenibilidad, el
proyecto Muda (Cambia) fue premiado como “Mejor Práctica Asistencial” en el
Congreso Brasileño de Enfermería el año pasado y está llamando la atención
incluso de gestores de otros hospitales en Londrina.

“Otras instituciones ya nos han contactado para reproducir el proyecto y nuestro
deseo es que él entre en una tercera etapa. Queremos lograr que se vuelva
autosostenible”, comenta la docente del Departamento de Enfermería de la UEL,
Danielly Negrão Guassu Nogueira, coordinadora del proyecto de extensión.
Aunque la idea haya nacido en el primer año de la pandemia de Covid-19, el
interés de la docente en los temas relacionados con los residuos hospitalarios es
más antiguo, cuando cursó su Maestría en la Universidad Federal de Viçosa (UFV)
en Minas Gerais, hace más de 15 años.

Danielly nos cuenta que las telas hospitalarias utilizadas para la acomodación de
los instrumentos quirúrgicos son del tipo SMS (Spunbond Meltblown Spunbond),
introducidas en el mercado hace unos 20 años. En aquel momento, los aspectos
relacionados con su impacto ambiental tenían menos relevancia pública y no se
llevó en cuenta, que el material es de un solo uso y tarda muchos años en
descomponerse.

El SMS es una tela no tejida compuesta de tres laminados de polipropileno que
evitan la contaminación de los materiales. Debido a estas características, “es muy
difícil desfibrarla, el proceso de reciclaje es complicado y costoso, ya que tendrían
que regresar al estado sólido como un polímero industrial. No es considerado un
material plástico, textil ni papel, y no ha atraído el interés de la industria. En todos
los hospitales este material termina en el desecho hospitalario como si estuviera
contaminado, pero en realidad no lo está”, comenta la docente.

Ella también señala que este material contribuye a la degradación del medio
ambiente, especialmente cuando entra en contacto con otros productos químicos,
sea en contenedores de basura o en vertederos. Todo esto contribuye al aumento
del volumen de basura y, en consecuencia, a los costos de transporte. Para tener una idea más clara, en cada cirugía se necesitan alrededor de 18 telas, con un área de entre dos a tres metros cuadrados cada una. Dado que se realizan aproximadamente mil cirugías al mes, solo el Hospital Universitario (HU)
de Londrina destinó entre 18 y 20 mil telas al vertedero ubicado en el distrito de
Maravilha (Paraná).

Muda

Para desarrollar el producto, la profesora Danielly Negrão contó con la
orientación de docentes y estudiantes que forman parte del Núcleo Interdisciplinario
de Estudios sobre Residuos (NINTER). Reuniendo la experiencia de las áreas de
Diseño de Moda, Administración y Enfermería, el grupo tuvo la idea de desarrollar
bolsas ecológicas para la acomodación de los objetos de los pacientes internados
en el centro quirúrgico del HU. Participaron en este proyecto las becarias Fernanda
Oliveira Massi y Julia Pinheiro, que trabajaron bajo coordinación de la profesora
Suzana Barreto Martins, del Departamento de Diseño de Moda.

“Luego, realizamos un entrenamiento práctico con 95 empleados de Enfermería y
establecimos ocho etapas de separación, lo que llamamos ‘captura segura’.
Básicamente, consiste en colocar lo que está limpio en una caja plástica y no
mezclarlo con la basura hospitalaria. En otro momento, esas telas son llevadas a un
contenedor”, explica la docente Danielly Negrão.

Al menos una vez por semana, las telas pasan por un proceso de separación y
control de calidad realizado por los estudiantes becarios del proyecto de extensión.
Luego, todo el material es llevado por la docente a una empresa voluntaria, llamada
Gntex, que es responsable por el corte. La etapa final de este proceso de destino
también está a cargo de la docente, quien lleva el material a la Penitenciaría Estatal
de Londrina (PEL II).

La idea de incorporar la mano de obra de reclusos del sistema penitenciario
surgió como resultado del trabajo que ya se venía llevando a cabo en la producción
de cubrebocas y otros equipos de protección, escasos en el mercado debido a la
alta demanda generada por la Covid-19.

Inicialmente, señala Danielly, había ocho internos participantes del Taller de
Costura de la PEL II que participaban en este y en otros proyectos de
resocialización. El número aumentó a 32, colaborando en el envío de la producción
de las bolsas ecológicas al Hospital Universitario.

Regalitos

Actualmente, la capacidad de producción alcanza las 4,000 bolsas ecológicas
al mes, esta cifra podría duplicarse a medida que aumente el volumen de telas
captadas por el proyecto. “Hoy en día, solo los casos quirúrgicos reciben las bolsas,
pues partimos del principio que debemos dar dar el retorno a quienes generaron los
residuos. ¿Quiénes generaron esos residuos? El centro quirúrgico. Por lo tanto, el
retorno debe ser para ellos. La segunda fase consiste en ampliar el uso de las
bolsas ecológicas para todos los pacientes y nos sentimos muy orgullosos porque
esta medida ya forma parte de las metas institucionales del hospital con un enfoque
en la sostenibilidad”, dijo la profesora Danielly Negrão muy contenta, recordando
también la gratitud de algunos pacientes al recibir el regalo.

“Algunos pacientes son muy humildes y confiesan que prefieren guardar la
bolsa para regalarla. Cuando eso sucede, autorizamos a nuestros enfermeros a
regalarles dos o tres bolsas porque también nos emocionamos mucho. El regalito es
una forma de cariño y atención especial.”

Premio

Uno de los principales resultados del proyecto fue avalado por la dirección del
Hospital Universitario, responsable del análisis de numerosos contratos, incluido el
firmado con la empresa responsable por la recolección de basura. “El hospital gasta
entre 15 y 19 reales por kilo de basura enviada al vertedero. Y algo que notamos
fue el comentario de los empleados de limpieza. Ellos mencionan que el volumen
de bolsas de basura que necesitan atar diariamente ha disminuido”, celebra
Danielly Negrão.

El Proyecto de Extensión “Muda: reaproveitamento de embalagens cirúrgicas
para fabricação de produtos manufaturados com sustentabilidade e ressocialização
para apenados” (Cambia: reutilización de embalajes quirúrgicos para la fabricación
de productos manufacturados con sostenibilidad y resocialización para personas
privadas de libertad) recibió el premio de “Mejor Práctica Asistencial” en la categoría “Centro Quirúrgico, Recuperación Anestésica y Centro de Material y Esterilización” en el Congreso Brasileño de Enfermería. Sin embargo, el premio más significativo, según la profesora – que fue estudiante de graduación de la UEL – , es observar los beneficios para el medio ambiente, así como la implicación del grupo y la retribución afectuosa por parte de los pacientes.

Versão em espanhol: Bruno Miguel Cardoso Pinheiro. Revisão: Jacicarla Souza da Silva, coordenadora institucional do Programa Paraná Fala Espanhol (PFE).

Texto original em português: Projeto desenvolvido no HU é lição de sustentabilidade e cidadania